Los vellos de mis brazos se erizan y mi piel cambia de textura; al mismo tiempo mis ojos empiezan a arder en sus comisuras como si se tratara de algún cítrico. Probablemente aguantar el llanto es más amargo que una mordida ancha a un pomelo viejo. Pero cada llanto es diferente, este no es el de leer un poema de Hughes o Rumi, es el llanto de una verdad innegable, penetrante, e injusta; porque humano y sufrimiento son inherentes, y aceptarlo me aterra.
Read MoreMus musculus y la predilección del miedo.
El despertador sonó tres veces… lo sé bien por que cada una de ellas resonó en mi cabeza como un pájaro carpintero buscando alimento. Mis ojos estaban abiertos, cansados; pero abiertos. Una noche más sin conciliar el sueño. Cuando pasas un par de noches sin poder dormir comienzas a pensar cosas raras, comienzas a ver todo un poco más distinto. Gran parte de esta noche en particular la pasé contemplando el ronroneo que emite el trasformador de alta tensión a pocos metros de mi ventana, imaginando la energía fluir por los cables sonrientes y tan comunes de la ciudad; imaginando también con cierto morbo, el jugoso tumor cancerígeno que debe estar cocinándose en algún rincón de mi cerebro gracias a él.
Read MoreEn una montaña sin nombre
La imagen toda tenía un tono amarillento y terroso. El sudor se podía sentir en las rocas y en la piel. El calor era brutal. Ahí, en la cima de esa opaca montaña se encontraban sentados los dos, cansados; pero eufóricos. Casi como si una orquestra estuviera aun tocando melodías de guerra tras de ellos. De esa altura se podía observar un río que cruzaba de norte a sur a través de un valle con tonos similares y pequeños árboles que recubrían lo que de otra forma sería una vía color ocre.
Detrás de ellos había una complejidad de circunstancias abrumadora. El pavor de una guerra de ideales vacíos los había orillado a viajar, a escapar, a matar y a morir –al menos por dentro-.
Read MoreSangrar Lágrimas
El miedo es relativo. Una proyección de tu interior sobre un plano tridimensional que no logramos entender. Una historia narrada por un extraño. Una figura a lo lejos, irreconocible hasta el momento en el que nos acercamos lo suficiente para darnos cuenta de que se trata de nosotros mismos. Nuestra mente es un lugar espantoso, nuestro subconsciente una víctima de nuestras decisiones, nuestra vida marcada por la inseguridad de caminar hacia atrás.
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La noche de las visiones
Al llegar los cuatro de regreso a Real, la ciudad los recibió oscura y ruidosa. Claudia bajó del caballo y casi al instante comenzó a sentir mucho frío. Alex, como volviendo en sí, se acercó de inmediato a ella para prestarle su chamarra y abrazarla. Extrañamente, al ponérsela, Claudia sintió aún más frío y comenzó a temblar. La felicidad que le invadía hace unos momentos parecía ser cosa lejana, ahora enfocaba todo su cuerpo en dejar de sentir ese frío punzante que recorría sus huesos.
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