Somos bestias, cedemos a nuestros instintos. El miedo (como todo) ha de someterse a la crítica. El único momento en el que somos realmente libreses aquel en el que la conciencia, aquella que comenzamos a formar en el instante en que nacemos, se ha apartado de nosotros y apagamos la multitud de voces en nuestra mente. Apaga la multitud.
El resto de la vida se reduce en miedo. Vivir no es otra cosa que arder en dudas y temores. Tememos lo que desconocemos y somos tremendamente ignorantes. La ironía reside en el hecho de que al desconocerlo todo no encontramos razones que temer: la ignorancia perfecta es una bendita maldición.
Sobre el autor
Jorge Omar Álvarez Lucero
Lee desde que tiene memoria, se lo debe a sus padres. Comenzó a escribir cuando tenía ocho años, pequeños relatos que vendía (el negocio es primero) en la escuela a niños aún más pequeños, en una época de fantasía pura. De las cosas que más puede disfrutar son: una buena conversación y una cerveza bien fría.