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La poesía de Sabines siempre es precisa, y al hablar de la muerte de su padre sus palabras desgarran hasta lo más hondo. No hay lugar para malinterpretar, él es muy claro y vacía todo, no deja nada para él.
Respecto a este compendio, José Joaquín Blanco comenta, “No sólo ver morir, sino comprometerse tanto en la muerte ajena que también se pudren muchas cosas en la vida propia”. Y así es, pues a cada verso pareciera que Sabines moría un poco con el Mayor, con aquel que fue su alegría, su fuerza, su abismo.
Jaime es brutal y no tiene reparos en mostrar su duelo, por eso tal vez pocos lleguen a comprender lo que contienen estas letras. Aquí no hay metáforas, no hay palabras más exactas “para poder recordar esos días, / los más largos del tiempo.”, tanta tristeza no permite otra cosa que la verdad. No hay cabeza (ni corazón) para otra cosa.
El que lea Algo sobre la muerte del Mayor Sabines debe estar preparado para ver la herida expuesta, para ver cara a cara el dolor que deja la muerte.
Sobre el autor:
Marcela Reyes
Mejor conocida en los bajos mundos del internet como Marcemars. Escribe, edita, traduce, da consejos sobre conejos y pone ñoñerías en Escritorio Público. En los últimos meses le ha dado por preguntarse cosas sobre la muerte, el duelo y el dolor.