Foto: De la serie "Fecha de expiración" de Mariana Reyes
¿Cómo funciona la muerte? ¿Cómo pasa alguien de vivir a no existir? ¿Deja de existir realmente? ¿A dónde te has ido que nadie puede verte, nadie puede tocarte, hablar contigo? Y no me refiero a esas conversaciones en la cabeza que todos tenemos y que finalmente son con uno mismo. No. Hablo donde hay una respuesta a lo que se dice. De esas ya no hay. Ya no se pueden.
Me pregunto esto y recuerdo que hoy cumplirías 60 años. Esos son muchos años para acostumbrarse a alguien, pero si algo he aprendido es que el tiempo nunca se mide en años, en horas o minutos.
La gente que dice que la vida sigue no podrían estar más equivocados. La muerte es de esos eventos que todo lo paraliza, todo lo deja quieto. ¿Cómo escapar de algo así? ¿Cómo explicarse las ausencias tan prolongadas? ¿Cómo algo termina?
¿Cómo funciona Dios en estos casos? ¿Qué hace?
¿Qué sientes?
Hay una intrínseca duda en todo lo que escribo. Estoy segura de que no tengo ninguna certeza. Bueno esa, y ya. Pero fuera de ese no saber nada, para mí no hay nada. Lo mismo pasa con lo demás: la vida, el amor, la familia. Hay demasiado como para saber algo, cualquier cosa.
Dicen que la vida es efímera, pero yo no podría estar segura, porque los que quedan vivos siguen recordando, buscando.
¿Qué se queda de nosotros cuando ya no estamos? ¿Hay manera de irse realmente?
El dolor y el recuerdo constante se hacen presentes en cada una de las muertes.
Todos, creo, morimos un poco cada día. Todos al menos sabemos que esto es efímero, pasajero, como si fuera algo, cualquier cosa. Como si apenas alcanzara a ser, a estar.
Sobre el autor:
Marcela Reyes
Mejor conocida en los bajos mundos del internet como Marcemars. Escribe, edita, traduce, da consejos sobre conejos y pone ñoñerías en Escritorio Público. En los últimos meses le ha dado por preguntarse cosas sobre la muerte, el duelo y el dolor.