Berlín es una ciudad que respeta su memoria. Lo hace, pienso, por miedo y tienen razón. Cada año que pasa ese miedo se vuelve más intenso, más incierto. La marea del tiempo parece ser más agresiva y turbulenta hoy más que en épocas anteriores. Aunque, ¿no es condición de nuestro tiempo el exagerar sus propias características? Si alguien de generaciones posteriores leyera estas líneas tal vez podría reflexionar sobre este pensamiento con mayor claridad. Existe, sin embargo, el peligro de en la misma forma exagera su propio momento y tenga un juicio tan incompleto y sesgado como el mío.
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