La semana anterior se llevó acabo el Seminario Horizontes de la Gestión Crítica, organizado por 17 Estudios Críticos en conjunto con el Instituto de Investigación y Estudios en Cultura de Derechos Humanos (Cultura DH).
El seminario consistió en una variada mezcla de talleres y conferencias llevadas por una nutrida selección de ponentes internacionales. El eje conductor fue el elusivo término de gestión crítica.
En el contexto dado es más o menos posible entender la intención conceptual de reunir términos generalmente separados como son la administración y la crítica. De entrada se podría suponer una directa confrontación, pues la tradición del pensamiento crítico normalmente queda de lado en cualquier arreglo organizacional tradicional de empresa. Se solía decir (aún en algunos casos) que se nos pagaba para trabajar, no para pensar.
La retórica de managerialismo ha cambiado con los años, sin embargo no se podría decir que su canon se ha ajustado de forma dinámica a la compleja realidad que vivimos en el siglo XXI. Y en esa contradicción no tan aparente es de la cual resulta la motivación para hablar de gestión crítica.
¿Pero qué es gestión crítica? ¿Y por qué hablar de ella hoy? Como lo menciona Andrés López, coordinador de este tema en 17:
Habría que decir que la gestión crítica no es ni un conjunto acabado de prescripciones sobre tal o cual aspecto particular de la gestión ni tampoco es una doctrina. Creo que más bien es una invitación a pensar las cosas que tienen que ver con la gestión desde una perspectiva radicalmente diferente. Los problemas a los que se enfrenta la gestión crítica son los mismos que se plantea cualquier gestión, lo que cambia es la forma de abordarlos y, por tanto, las soluciones.
En resumen, diría que, en una situación en la que las cosas no funcionan, la gestión crítica nos convoca a pensar los problemas de otro modo, echando mano de aquellas corrientes de pensamiento que, por molestas (la crítica siempre es molesta), han sido sistemáticamente puestas a un lado por managerialistas tradicionales.
Resulta interesante observar cómo estamos viviendo un boom de emprendedurismo tecnológico, de profesionistas independientes, de aproximaciones aparentemente novedosas a las formas de organización tradicional y de reclamos abiertos a las estructuras históricas de las empresas. A pesar de todo lo anterior, el enfoque no deja nunca de lado el mismo argot administrativo que le dio origen. Es decir, se observa más un cambio orillado por la misma naturalidad de una brecha generacional que se pronuncia por la misma inercia tecnológica a un verdadero re-planteamiento de los conceptos organizacionales del mercado.
Lo anterior puede no ser malo ni bueno; simplemente es el devenir práctico de las cosas; pero lo que si resulta crítico –en otra de las versátiles significaciones de la palabra- es generar espacios para discutir estos temas que de momento parecen tan inciertos.
Ese fue el espacio pensado por 17 al convocar este seminario.
Ruud Kauilingfreks discutió la naturaleza rizomática de los lazos entre empresa y estado para poner en el panorama el tema inherentemente ético que resulta de pensar estas conexiones como colectivas.
Cristina Santamarina nos habló de la importancia de los abordajes de investigación crítica en las organizaciones, poniendo de por medio el hecho de que no podemos dar nada por sentado y haciendo la distinción clave entre analizar una realidad de hechos y otra de procesos.
Humberto Salazar compartió su experiencia en el desarrollo de modelos de gestión para organismos de sociedad civil enfatizando el carácter hibrido de estos mientras iba desdibujando las distinciones, muchas veces conflictivas, entre lo público, lo privado y lo político.
Vladimir Safatle mostró las paradojas relacionadas con el acercamiento a una gobernanza crítica, poniendo en entre dicho las aproximaciones reformistas de un sistema de Estado y Empresa difícil de reconfigurar.
Finalmente Laurent Ogel nos compartió casos de éxito y enfoques de nuevas empresas en el balance social, ambiental y económico desde una perspectiva de diseño y con raíz en el archivo profundo de identidad y valores de una organización.
Los talleres profesionales impartidos en el mismo marco permitieron un acercamiento significativo con cada uno de los ponentes así como un dinamismo mayor en cuanto al dialogo generado.
Por la misma naturaleza de los temas y la multiplicidad de enfoques para su tratamiento el Seminario no desembocó –por suerte- en ninguna conclusión general; pero si deja claroscuros importantes y caminos de desarrollo para repensar la manera en la que nos pensamos dentro y fuera de nuestras organizaciones.